Batalla de Matasnillos “350 años del asalto a Panamá”

 

A 350 años de la batalla de Matasnillos y el asalto a Panamá

 

 

 

batalla 

 

 

El pasado 28 de enero se cumplió el aniversario de la batalla del ataque de Henry Morgan a la ciudad de Panamá. La fecha dio pie para un conversatorio organizado por el Patronato Panamá Viejo, en el que se discutieron los antecedentes y consecuencias del fatídico hecho

 

 

 

 

Batalla “Mastasnillos historia de Panamá”

 

batallaBatalla de Matasnillos, Una de las fechas históricas más infaustas de la historia de Panamá y paradójicamente de la que conocemos muy pocos detalles.

La trágica destrucción de la ciudad de Panamá se ha visto romantizada, así como la propia existencia de los piratas. ¿Qué contexto histórico marcó la existencia de los piratas?, ¿Cómo logró su fama el pirata Henry Morgan?, ¿Qué ocurrió realmente ese día 28 de enero hace 350 años atrás?

 

El Patronato panamá Viejo organizó un conversatorio denominado Guerra y piratería, a 350 años de la batalla de Matasnillos y el asalto a Panamá, cuyos ponentes fueron el Dr. José Manuel Espinosa, del a Universidad del Norte de Colombia, el Dr, Frederick Hanselmann de la University of Miami en Estados Unidos y el Dr. Tomás Mendizábal, Investigador Asociado del Patronato Panamá Viejo.

 

Batalla “Circunstancias políticas económicas y estratégicas”

 

batalla“La piratería en tan antigua como el comercio marítimo y el comercio marítimo es muy antiguo”, comenta José Manuel Espinosa, especialista en historia colonial del Caribe.

Sin embargo, es inevitable que la mayoría asocie la piratería con la llegada de los europeos a América y eso tiene su explicación.

 

Con la reactivación del comercio a larga distancia de la edad media, el mundo empieza a ser más pequeño, e interconectarse, “las rutas marítimas se multiplican y el valor de los cargamentos multiplican su valor”, explica Espinosa.

Son transportados géneros exóticos, mercancías muy valoradas y metales preciosos cuando se descubren las minas americanas. Las posibilidades de negocios se vuelven enormes tanto para los reinos que recaudan como para los comerciantes y también para los que se dedican al pillaje.

“La expansión atlántica amplifica estas oportunidades y ser pirata se convirtió en una salida profesional más atractiva que nunca”, afirma Espinosa.

Y esto está muy relacionado con la forma en que se repartieron los territorios americanos, la manera en que se ordenó el tráfico atlántico, y con los propios intereses estratégicos de las potencias europeas que no dudaron en llevar a los mares los pleitos del viejo continente.

“Otro factor importante es la aparición de los primeros estados modernos a finales del siglo XV se está poniendo en marcha un nuevo ciclo económico regido por el capitalismo comercial y sustentado en la creación de imperios coloniales”, explica el experto.

 

Batalla “portugueses y españoles”

 

batallaPortugueses y españoles habían tomado la delantera en la carrera de la colonización y el papado estableció la forma en que se repartiría el mundo.

Tomando en cuenta que eran sitios desconocidos, todo este reparto dependería de la capacidad de colonizar y, por otra parte, que las potencias que quedaron al margen de la repartición se quedaran de brazos cruzados.

 

A la corona española les había correspondido la totalidad del continente americano, con excepción de Brasil, pero ese dominio, nos recuerda Espinosa “era más nominal que real”. Se trataba de inmensas extensiones de tierras y hubo que elegir las zonas más ricas —el objetivo claro de las colonias era la explotación económica— y así las colonias españolas organizan el territorio en torno a los centros ricos en recursos y las principales minas de metales preciosos.

Una eficaz explotación requería una fluida comunicación marítima, pero si no se quería que parte importante del beneficio se perdiera por el camino, el trafico debía estar controlado como protegido tanto de contrabandistas como de piratas”, dice.

 

Batalla “La carrera de Indias”

 

batallaEspaña organiza su régimen con un sistema de flotas entre 1561 y   1778. Se establecía una serie de rutas fijas con escalas programadas, tanto de ida como de vuelta haciendo más fácil la defensa de la flota y los lugares de paso.

“Cada flota la constituían convoyes de buques mercantes “en conserva”, o sea, escoltados y protegidos por buques de guerra fuertemente armados”, cuenta.

 

Cada año salían dos flotas desde el puerto de salida fija, Sevilla, a principios de primavera a Nueva España a través del Puerto de Veracruz y otro al Perú, haciendo escala en Portobelo. En ambos puertos había ferias comerciales donde se intercambiaba y se compraba. A la vuelta, tanto una flota como la otra regresaban con las ganancias y los impuestos.

Mientras la comunicación con Nueva España es directa, con el virreinato del Perú no lo es porque queda en el Pacífico. Los galeones necesitan de otra ruta paralela que hiciera llegar la plata hasta Panamá, cruzaban a Portobelo por tierra. De allí, se transportaban a Cartagena de Indias y luego a la península ibérica.

El verdadero peligro de la Carrera de Indias estaba más en el camino de vuelta. Se transportaban metales preciosos en lingotes y monedas, además los caprichos de la geografía hacían más difícil el camino de regreso.

A pesar del amplio mar todas las embarcaciones tenían que regresar por el mismo sitio. Ida y vuelta se esperaban en La Habana y hacían camino junto para doblar la seguridad”, situación de la que estaban conscientes tanto los españoles como sus enemigos. “Sin estos puertos el imperio no tiene sentido. Las rutas de entrada y salida confluyen en el Caribe. La carrera funcionaba, era un modelo efectivo, pero también muy previsible”, admite.

Para preservar el control de la ruta de acceso se hizo un entramado defensivo, se fortifican los puertos, se militarizan. Eran la llave del imperio americano. Es tan efectivo asaltar una flota como hacerse con cualquiera de estos puertos si las flotas estaban cerca y eso llegaron a saberlo muy bien los piratas.

 

Batalla “Piratas y corsarios”

 

batallaPirata es un término general para nombrar a un delincuente que se dedica al pillaje. Algunos de ellos se dedicaban al contrabando y si no alcanzaban sus objetivos pro las buenas, atacaban. “Hay una línea muy delgada entre contrabandistas y piratas”, establece Espinosa.

En tanto, los corsarios actúan al servicio de un rey, en tiempos de guerra para menoscabar a los enemigos.

 

Tanto piratas como corsarios estuvieron muy activos en batalla durante el siglo XVI y XVII, pero en el siglo XVIII habrá cada vez menos oportunidades, entre la decandencia de la actividad y la creación de los Estados que se van fortaleciendo y alcanzan a tener flotas de guerra. En el Caribe, la era de los piratas llega a su fin.

 

Batalla “Panamá, un punto clave en la ruta de las flotas”

 

batallaEl comercio en el colonialismo de España era grandísimo: desde San Fancisco, California hasta Buenos Aires en Argentina y Santiago de Chile. Requerían del comercio marítimo para la comunicación y transporte de bienes y n punto clave en este sistema es Panamá porque es el punto geográfico geografía más delgado y, por ende, el lugar donde trasladar los recursos que venían de otros lugares sería más fácil, afirma el arqueólogo subacuático Frederick Hanselmann.

“En 1582 Francis Drake llegó a navegar por el Chagres, saqueó Venta de Cruces y continuó su viaje navengando el mundo. Esta acción hizo que los españoles arrancaran dos siglos de proyectos de construcción. Pero controlar una geografía tan enorme, resultaba muy caro de gestionar. En 1588 el salario del rey Felipe II eran 8 millones de pesos, pero sus deudas eran de 70 millones”, pone Hanselmann en perspectiva.

 

Y lo que no puedo lograr Drake, quien murió en la bahía de Portobelo en 1596, empezó a hacerlo Henry Morgan en 1655 cuando tenía apenas 18 años.

Morgan, quien recibió su primera capitanía en 1664, decidió hacer algo que los demás no habían hecho: atacar ciudades en batalla fuera de la costa.

Desde la costa de Campeche fue con sus hombres hasta Villa Hermosa. Cuando regresó supo que la armada española lo había dejado sin naves, pero eso no le importó y desde Yucatán llegó hasta el Río San Juan en la frontera de Nicaragua y Costa Rica, saqueando y tomando las naves que pudiese. Esta marcha le tomó dos años.

Regresa a Port Royal, en jamaica, con nuevos barcos y recursos y allí empieza la leyenda del Morgan, que se extiende hasta el saqueo de Panamá”, cuenta Hanselmann.

La leyenda sigue creciendo con los ataques a Puerto Principe, Maracaibo y Portobelo en 1668. Ya en 1670, Morgan decide hacer algo que se pensaba imposible: atacar Panamá.

Ya tenía 6 años como capitán y los ingleses le dan el título de almirante. Adquiere una flota de 36 naves con 239 cañones y una tripulación de 1846 personas. “Probablemente la tripulación pirata más grande del Caribe”, destaca el arqueólogo.

Morgan sabía que había dos rutas para entrar a Panamá, una por el Chagres y otra por Portobelo. Se decidió por el Chagres aunque desde el ataque en batalla de Drake los españoles había fortificado San Lorenzo. “Allí fue donde se hizo quizá lo que se puede llamar la verdadera guerra de Panamá.

Morgan envió cinco barcos con 500 hombres para atacar en batalla el fuerte y que los españoles no se dieran cuenta de cuán grande era su flota. Lucharon en batalla por dos días, una flecha encendida hizo explotar las municiones del fuerte y así entraron al fuerte y ganaron la batalla. Cinco días después llega el resto de la flota, cuatro de sus embarcaciones chocaron contra las lajas, pero eso no le importó.

 

“La piratería en tan antigua como el comercio marítimo y el comercio marítimo es muy antiguo”

 

 

Saqueó hasta que obtuvo todo lo que pudo, regresó a Jamaica y quemó San Lorenzo.

 

Hanselmann ha participado en proyectos de prospección y excavación de sitios en Chagres, logrando recuperar algunos cañones ingleses y franceses, así como otros objetos y parte del casco de una embarcación.

 

Batalla “El ataque a Panamá”

 

batalla“Sin temor a exagerar, la batalla es el evento histórico panameño más conocido en el mundo y está muy bien documentado”, asevera el historiador Tomás Mendizabal.

Como fuentes de primera mano está el testimonio del propio Henry Morgan y de Aelexandre Exquemelin, aventurero holandés, que participó en la expedición de Morgan y escribió una de las más extensas obras sobre Morgan batalla y piratería.

También hay mucha documentación por parte de los españoles que defendieron la ciudad: las cartas de Juan Pérez de Guzmán, presidente de la Audiencia de Panamá, y los testimonios de los consultados en el juicio que se siguiera a Pérez de Guzmán después del evento. De forma más contemporánea están los libros The Sack of Panama, libro en ingles de peter Earle y del historiador panameño Alfredo Castillero Calvo en sus obras Sociedad economía y cultura material: historia urbana de Panamá la vieja y La ciudad Imaginada.

 

Los españoles pierden la batalla contra los hombres de Morgan y estos se dirigen a Panamá por el Camino de Cruces.

 

Juan Pérez de Guzmán tenía pensado hacer barricada en el camino, pero los hombres que él envió se fueron replegando en el camino, “por el miedo que los oprimía”.

Se reunieron en el poblado de Guayabal (cerca donde actualmente están ubicadas las instalaciones de Merca Panamá), en otro intento de contener en batalla el ataque, pero dos terceras partes del ejército se habían replegado, La fama de Morgan se había extendido y los españoles se sabían inferiores en número y en armamento. Pérez de Guzmán debió regresar a Panamá.

Los registros establecen que la batalla se dio en una llanura a una legua de la ciudad, “entre Guayabal y Panamá Viejo, Puede haber sido en un llano de San Francisco, o entre Obarrio y El Carmen, o por el Camino Real de Bethania, pero sin más datos, es completamente una especulación”, admite Mendizábal.

 

Batalla “diferencia entre ejércitos”

 

batallaLa batalla se perdió porque dejaron llegar a los piratas a la puerta de la ciudad, pero hay que tener en cuenta que había una gran diferencia entre los ejércitos. “Los defensores eran un ejército valiente, pero sin entrenamiento, alrededor de 1,200 a 1,400 infantería dos escuadrones de 400 caballos, De estos, entre 200 y 300 eran españoles, muy pocos soldados profesionales   y los demás eran civiles panameños, criollos, mestizos, mulatos, gente libre y hasta esclavos que tuvieron que dar la cara para defender la ciudad”, relata el historiador.

 

Se planificó un ardid y se arrearon 500 toros para desorganizar a los piratas, cosa que no funcionó porque huyeron espantados por los disparos.

Y es que los defensores tenían solo unos 600 arcabuces que no eran suficientes y además tenían una tecnología vieja. El resto eran armas contundentes, desde lanzas y flechas, hasta palos. Ellos se dividieron en tres escuadrones: frente izquierda y derecha.

Los piratas, aunque no eran soldados profesionales eran experimentados, una infantería de entre 1,200 y 1,400 hombre, no tenían caballería, pero todos iban armados con mosquetes, que tenían un alcance mucho mayor. Se ubicaron en cuatro escuadrones, con mosqueteros franceses expertos a la cabeza.

Los mosqueteros acabaron con la caballería inmediatamente. Hubo una gran confusión y al comandante no le quedó más remedio que ordenar la carga de todos.

La orden que dio Morgan fue de estar arrodillados y tener el fuego continuo. Ala primera orden en la batalla murieron 100 españoles. El ejército quedó deshecho.

Las fuentes narran en batalla que cómo estuvieron luchando por dos horas tratando de envalentonar a la tropa, al final todos huyeron y los piratas tuvieron el camino libre. Alonso Alcaudete huye a Portobelo herido de dos balazos, Pérez de Guzmán huye hacia Natá, y los piratas se dedican a recoger a los heridos ene l campo y hasta se dieron el lujo de tomar un descanso antes de avanzar a la ciudad”, relata Mendizábal.

Los piratas entraron tanto por el norte como por el oeste de la ciudad. Alguna gente pudo huir antes del ataque.

Si en la ciudad había fortificaciones eran temporales. Los piratas entran a la ciudad calle por calle esquivando barricadas, trincheras con cañones y sacos de granos esparcidos para crear confusión. Todo fue en vano.

El secretario de Pérez Guzmán que estaba en Perico a espera de noticias escuchó a eso de las 9 de la mañana las detonaciones de la pólvora que había quedado en la ciudad. Pérez Guzmán había ordenado detonar la pólvora en caso que se perdiera la batalla para que los piratas no tuviesen acceso a las casas reales y el Cabildo. Allí murieron unas 40 personas.

Con las explosiones se desató el incendio en la ciudad “Los piratas estuvieron desde las 3 de la tarde hasta medianoche intentando contener el incendio en vano”, cuenta el historiador.

También se registró una batalla en playa prieta pues los piratas querían hacerse de los barcos para seguir saqueando poblados en el golfo de Panamá.

De acuerdo con Mendizábal, es poco lo que se ha encontrado arqueológicamente. Habiendo participado en varios proyectos, solo ha encontrado una espada.

Lo que sí queda claro es que no toda la ciudad ardió en llamas. Después de que Morgan se retirara algunas personas regresaron a vivir allí, de forma parcial. Probablemente hasta que dos años después los obligaran a mudarse a la nueva ciudad.

Morgan y sus hombres permanecieron en Panamá pro todo un mes. “Las fuentes hablan de los horrores a los que se sometió a la población, queriendo sacarle tesoros porque no fue mucho lo que recuperaron en el saqueo. Se ensañaron con la población civil y se dedicaron a organizar partidas alrededor de la ciudad para secuestrar gente y sacarles todo lo que tenían guardados”.

De acuerdo con Mendizábal, centenares de personas fueron secuestradas. Las personas cuyos familiares no pudieran pagar el rescate de 150 pesos, serían llevadas a Jamaica y vendidas como esclavos.

De vuelta hacia San Lorenzo fueron recibiendo rescates, y soltando gente. Allá, finalmente se reparten el botín, el equivalente a 30,000 libras esterlinas en dinero, vajillas oro y joyas.

A cada uno de los piratas le correspondió entre 10 y 18 libras a cada uno, cantidad que no valía el esfuerzo y las penurias que habían pasado. Muchos pensaron que Morgan les había estafado.

 

Batalla “declive de la piratería y la fundación de la nueva ciudad”

 

batalla“El ataque a Panamá marcó el fin de la época de los corsarios de Jamaica, por lo menos”, asegura Mendizábal. De allí en adelante no habría un almirante pirata a nombre de la corona, en adelante los ataques sería con los propios barcos de la corona.

Y es que el ataque a la ciudad de Panamá generó todo un conflicto pues se había firmado la paz entre España e Inglaterra y Morgan a sabiendas, continuó con sus planes.

El corsario fue arrestado y llevado a juicio a Inglaterra, para aplacar la ira de los españoles, pero al final, regresó a Jamaica como caballero y con el cargo de gobernador de la isla, paradójicamente, dedicado a perseguir piratas.

Falleció por complicaciones generadas por el abuso del alcohol.

 

En Panamá a Pérez de Guzmán se le llevó a juicio del que salió bastante bien librado pues es cierto que no contaba con los recursos para poder defender la ciudad de forma debida, aunque la selección del sitio para librar la batalla fue errado, así como su decisión de prender fuego a la ciudad.

No era necesario, Morgan jamás habría podido tomar la ciudad como posesión británica, se había firmado la paz; no podría haber mantenido una campaña de conquista.

Finalmente, la ayuda para la ciudad llegó en abril de 1671 y el nuevo presidente de la Audiencia llega de España en noviembre con la tarea de mudar la ciudad y reconstruir San Lorenzo.

“Esta fue la tragedia más devastadora, con mayor cantidad de víctimas y pérdidas en propiedad que ha visto la ciudad en toda su historia incluido el siglo XX. La cantidad de muertos solo se compara la lo que estamos viviendo hoy con la pandemia del coronavirus covid-19”, reconoce Mendizábal.

Se estima por las fuentes españolas que murieron en tre 3,000 y 5,000 personas no solo por la batalla sino por las enfermedades y la hambruna que hubo después del ataque. Dos años después, se daría la mudanza. Los sobrevivientes fundaron la nueva ciudad de Panamá.

 

 

Noticia: Esther M. Arjona

 

 

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