Pulso a la plaza bancaria a sus 50 años por Pandemia
Pulso a la Plaza Bancaria
El Centro Bancario Internacional ha acompañado el crecimiento del país, desde su creación en 1970 y ha superado crisis de distintas magnitud, ahora mantiene un pulso con la pandemia.
La presencia de la banca en Panamá es casi tan antigua como la República de Panamá.
Desde 1904 se establecieron el International Bank Corporation, el actual Citibank, y el Banco Hipotecario y Prendario, luego Banco Nacional de Panamá.
Pero la banca como la conocemos hoy, el llamado Centro Bancario Internacional (CBI), tiene sus orígenes en 1970, en concreto en el Decreto de Gabinete N.°238 de 2 de julio de 1970, que este jueves cumplirá, por tanto, 50 años y que mantiene un cerrado pulso con el covid-19.
Uno de los padres de la norma fue Nicolás Ardito Barletta, quien fuera ministro de Planificación y Política Económica.
Nicolas Ardito Barletta señala a pulso que en la confección de una estrategia para el desarrollo nacional se había identificado el centro bancario, la expansión de la Zona Libre de Colón, la construcción de infraestructuras y el turismo, como algunos de los elementos fundamentales.
En aquel momento, la banca estaba supervisada por la Contraloría General de la República.
El sector bancario privado había solicitado una reforma a la norma vigente para modificar los límites existentes a las tasas de interés y Nicolas Ardito Barletta planteó una reforma integral.
Se creó así un comité integrado por representantes del sector público y el privado para debatir la norma.
Recuerda Nicolas Ardito Barletta que la ley la terminaron de redactar a finales de 1969 en su casa, durante varias noches y con la ayuda de funcionarios del Fondo Monetario Internacional.
Nació así la Comisión Bancaria Nacional como ente regulador de la actividad y entre sus miembros había, igualmente, representantes del sector público y del privado.
El banquero panameño Luis H. Moreno, el primer nacional que llegó dirigir las operaciones del estadounidense Chase Manhattan Bank en Panamá, era uno de los integrantes de la comisión.
“Consideramos que no había conflicto de interés porque los que estuvimos teníamos mucho respeto a la banca y éramos miembros de banca de mucho prestigio”, recuerda.
Se crearon tres tipos de licencia bancaria, vigentes hoy en día, según el alcance de la actividad del banco.
Para establecerse en Panamá con una licencia general se exigía que el banco fuera grande en su país de origen, que tuviera experiencia en negocios internacionales y que tuviera funcionamiento real en la plaza.
“La comisión rechazó solicitudes porque no nos convencían su fortaleza financiera ni moral”, recordó Moreno.
Con ese andamiaje legal, el uso del dólar, una fiscalidad favorable y una promoción activa empezó a despegar el centro bancario y a atraer bancos de todo el mundo.
En doce años, los bancos habían pasado de manejar activos por $854 millones a superar los $49,000 millones. Con dinero de aquella época.
Pulso en la crisis del 88
La crisis política y económica que vivió el país a finales de la década de 1980 tuvo en la banca uno de sus principales afectados.
Para presionar al régimen militar de Manuel Antonio Noriega, Estados Unidos impuso fuertes sanciones a Panamá, que incluyeron el congelamiento de fondos del Banco Nacional de Panamá en Nueva York.
Pulso a la caída de activos
La caída de activos y la salida de depósitos fue tal que los representantes de la banca solicitaron el cierre de las operaciones del centro bancario para evitar un colapso del sistema, recuerda Moreno.
Entre 1987 y 1988 hubo una caída de activos superior a los $16,000 millones.
Con el restablecimiento de la democracia, el pulso a los activos retomaron en el crecimiento.
Ya desvinculado del Chase, Moreno asumió el liderazgo en el Banco Nacional de Panamá.
Recuerda que un día recibió la llamada de su antiguo jefe, el banquero estadounidense David Rockefeller y no desaprovechó la oportunidad para recordarle que en la Reserva Federal de Nueva York había retenidos más de $400 millones del Banco Nacional.
“Él no volvió a decir nada, pero a la semana llegaron $50 millones de esa cuenta”, recuerda.
Pulso en Centro Regional
Desde el pico de bancos en la plaza alcanzado en los años 80, se ha producido un fenómeno de regionalización y consolidación del centro bancario.
Los grandes actores de la banca internacional empezaron a salir de Panamá y de América Latina por distintos motivos.
Una de las primeras causas fue la crisis de deuda de México en 1982, que creó un problema para toda la región durante la década.
Más adelante incidieron factores propios del negocio bancario.
Según Moreno, los grandes bancos internacionales se empezaron a mover hacia actividades que generaban más beneficios que la propia intermediación financiera, como las inversiones en activos.
“La banca de inversión cautivó, uno por uno, a todos los bancos, y eso fue un negocio tan endeble que causó la crisis de 2008”, sostuvo el banquero.
Diez años antes de que estallara la crisis financiera internacional se produjo otra reforma a la ley bancaria y nació la Superintendencia de Bancos de Panamá, que reemplazó a la Comisión Bancaria Nacional.
Se reforzó la regulación, pero no se modificó la esencia de un sistema peculiar en la región que carece de banco central.
Esto hace que los bancos operen de una manera más conservadora, ya que no existe un prestamista de última instancia.
Por eso, aunque sí hubo impacto y pulso en la economía nacional durante la crisis financiera internacional, la estabilidad del sistema bancario no se vio afectada.
El protagonismo perdido por los bancos globales, acelerado en la última década por mayores presiones regulatorias que dificultan la operación en mercados pequeños, fue ganado por una creciente banca de capital panameño y con inversiones de entidades latinoamericanas, especialmente de Colombia, en un plaza que tiene más activos, pero con un menor número de bancos (76).
A la crisis financiera le siguieron años de elevado crecimiento tanto para la economía como para la banca, con la expansión del Canal de Panamá como proyecto bandera.
Aimeé Sentmat de Grimaldo, primera mujer en presidir la junta directiva de la Asociación Bancaria de Panamá, señala que hay una relación directa entre el crecimiento económico y el crédito.
“Un país crece en la medida que sus habitantes tengan acceso al crédito”, dijo.
El 50 aniversario del centro bancario llega con un pulso en medio de la crisis provocada por el nuevo coronavirus, que ha generado a los bancos una presión elevada por proyectos de ley que tratan de regular la actividad, como sucede con el proyecto de ley 287, pendiente de sanción presidencial.
Para Nicolas Ardito Barletta, miembro de la directiva de la Superintendencia de Bancos, “que traten de aprobar leyes para regular el sistema es contraproducente”, ya que los bancos trabajan con líneas de crédito de la banca internacional y si estas entidades ven que se están modificando las reglas del juego en la Asamblea, “eso más bien nos va a perjudicar”.
A su juicio, las leyes son difíciles de cambiar, mientras que la Superintendencia tiene la capacidad de reglamentar, un mecanismo que es más ágil y flexible.
La crisis y el pulso del coronavirus provocará la primera contracción de la economía panameña desde 1988.
Al contrario de lo que sucedió entonces, la banca no ha dejado de operar, algo que se considera una diferencia fundamental entre aquella y esta crisis.
Por eso Sentmat recuerda la importancia histórica y actual del centro bancario. “Al igual que nos sentimos orgullosos de cómo el Canal de Panamá le da un complemento a la maravillosa posición geográfica, deberíamos sentirnos orgullosos de un centro bancario que, se lo ha ganado a pulso con una ley que cumple 50 años y una operación de 116 años, ha permitido que el país pueda crecer y las clases medias progresar”.
Noticia: Roberto Gonzalez
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