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Orquídeas una amenaza real “Tala, contaminación y extracción ilegal”
Expertos aseguran que este tipo de prácticas amenazan la diversidad. En Panamá han sido documentadas alrededor de 1,365 especies de orquídeas, de las cuales 296 son endémicas
Orquídeas “Amenaza Real”
Por la complejidad de sus flores, su diversidad y la increíble manera de darle vida a un espacio, se considera a las orquídeas, las plantas más bellas, exóticas y abundantes del mundo.
En Panamá, por ejemplo, han sido documentadas alrededor de 1,365 especies de orquídeas, según un estudio publicado por Bogarin en 2014, de las cuales se incluyen dos especies híbridas naturales y tres subespecies.
Además, se reportaron 296 especies endémicas, es decir, cerca del 22% son especies únicas en el país. Pero, ¿son las orquídeas una especie amenazada?
Zuleika Serracín, bióloga representante del herbario de la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), afirma que desde la antigüedad estas plantas vienen sufriendo de la extracción excesiva dentro de sus hábitats naturales y esto ha ocurrido tanto a nivel nacional como internacional.
“Son muchas las especies que se encuentran al borde de desaparecer y es que muchos aficionados creen que son plantas inagotables”, comenta Zuleika Serracín.
Respecto a nuestro símbolo nacional, la flor del Espíritu Santo (Peristeria elata), Zuleika Serracín considera que podría estar dentro del grupo de orquídeas en riesgo de extinción, ya que en las diferentes expediciones botánicas que “he venido haciendo a lo largo de los años, he visto una disminución considerable de las poblaciones de peristeria en su ambiente natural.
Ni siquiera donde se registraron las primeras colectas de esta especie, las cuales datan del año 1947”.
Explica que esto sucede en gran parte por la práctica de coleccionistas que se dedican a extraerlas de su ecosistema.
“Este tipo de prácticas son las que están acabando con la diversidad de especies de orquídeas”, admite.
Aparte de la extracción ilegal, existen otros factores de riesgo que contribuyen a la disminución de las diferentes especies de orquídeas como la tala indiscriminada de árboles.
“La tala parcial o total de bosques perjudica notablemente las orquídeas, ya que provoca alteraciones al ecosistema, debido a que se rompen las asociaciones simbióticas, perdiéndose el equilibrio de factores bióticos y abióticos.
Al estar los árboles en el suelo, las orquídeas epífitas serían presa fácil de otras especies dañinas, ya sean hongos, bacterias, babosas e insectos, causando su muerte y desaparición”, resalta Zuleika Serracín.
La bióloga añade que la destrucción de los bosques trae consigo la pérdida de agentes polinizadores que son de suma importancia para la reproducción de las orquídeas.
“Por sus estructuras especiales y tan particulares, necesitan polinizadores específicos y, si estos desaparecen, conlleva a un decrecimiento paulatino de la población, y si no se recupera el equilibrio, se llegaría a su extinción”.
Según la experta, la contaminación ambiental es otro agente negativo para estas plantas.
“La lluvia ácida es un serio problema para la germinación de la semilla, debido a que muchas especies requieren condiciones específicas para que se dé la simbiosis inicial con el hongo, reduciendo notoriamente las posibilidades de establecerse y formar la nueva planta”, explica.
Estas plantas, que crecen de forma silvestre en grandes elevaciones que van desde los 500 hasta aproximadamente los 3,000 metros sobre el nivel del mar, son muy importantes para el ambiente y es que aportan refugio a pequeñas especies de aves, mariposas, ranas y hasta serpientes.
“Además, aportan néctar para muchas abejas y colibríes, mientras que estos las favorecen con la polinización.
Así como también brindan fragancias a las abejas euglosinas para que puedan atraer a las hembras y de esta manera contribuir con la reproducción de estas especies polinizadoras”, explica Zuleika Serracín.
Orquídeas “Factor económico y leyes de protección”
Según reseña la revista Agronegocios de Colombia, Panamá es el tercer país en América que exporta la mayor cantidad de orquídeas por año, aproximadamente el 17,55% de especies. Estados Unidos (37,8%) y Canadá (21,10%) son los primeros en la lista de exportación.
“Actualmente las orquídeas tienen diferentes precios, los cuales dependen del gusto y del factor económico de cada persona.
Hay especies que se pueden encontrar en el mercado desde $8 a $10 que son las más comunes, por ejemplo, zapatito (Catasetum maculatum) o lluvia de oro (Cohniella ascendens).
También hay especies que pueden llegar fácilmente a los $35 o $50, y hasta mucho más. La mayoría de estas son híbridas como phaleonopsis, cattleya, stanhopea y laelia entre otras”, explica Zuleika Serracín.
Otra especie muy valiosa es la Vanilla planifolia (originaria de México y Centroamérica), del fruto de esta orquídea se extrae la esencia de la vainilla, comenta Serracín.
Loraine Pérez, bióloga y docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), añade que debido al vistoso color de sus flores, las orquídeas se han convertido en plantas de exportación, muy apreciadas por coleccionistas, aficionados, y público en general.
“Estas grandes variaciones son las que hacen de las orquídeas un objeto de exportación y a su vez que se encuentren protegidas tanto por las legislaciones nacionales, en este caso el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) mediante la Resolución DM 0657-2016, a fin de resguardarlas, principalmente aquellas que son endémicas como la Acineta mireyae, Brachionidium calypso, Epidendrum veraguensense, Maxillaria allenii y Telipogon butcheri.
En ese sentido, Zuleika Serracín reconoce que a nivel nacional e internacional existen leyes, acuerdos y convenios para proteger y regular la venta de orquídeas.
Sin embargo, se tiene conocimiento de tráfico ilegal o mercado negro.
“Afortunadamente existen viveros donde se logran reproducir grandes cantidades que sirven para satisfacer las necesidades del mercado, sin perjudicar la flora orchidaceae de los bosques.
Aun así, algunos individuos extraen estas plantas de reservas y bosques protegidos, causando un gran impacto a la especie, puesto que cuando ha llegado a su destino final, ha sufrido daños físicos y fisiológicos que en muchos casos limitan su sobrevivencia”, puntualiza Zuleika Serracín.
Orquídeas “Una lucha”
Durante varios años se ha venido luchando para regular la venta ilegal de esta planta en sus diferentes especies;
como resultado de este esfuerzo se creó en 1973 un tratado llamado Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), que entró en vigencia a partir del año 1975, uniéndose a esta lucha 95 países con el fin de regular el comercio de animales y plantas silvestres que sobrepasan las fronteras entre los países.
Actualmente la Cites ofrece diversos grados de protección a más de 30,000 especies de animales y plantas, que se comercializan como especímenes vivos, abrigos de piel o hierbas disecadas.
Como apoyo a este convenio, Panamá creó el 7 junio de 1995 la Ley 24, para sustentar y prohibir la extracción y comercialización de orquídeas y así conservar y salvaguardar la flora y fauna silvestres.
Orquídeas “Condiciones ambientales para su floración”
Para que una especie de orquídea florezca año tras año, esta debe tener todas las condiciones ambientales favorables (agua, intensidad lumínica, nutrientes), las cuales varían de acuerdo con el tipo de especie.
“Por ejemplo, si se trata de una especie cuyo hábitat es en clima frío, no se puede pretender cultivarla en un clima cálido ya que, si logra sobrevivir, no florecerá porque no está en condiciones favorables, y si llega a florecer pasarán muchísimos años (pueden pasar hasta 10) para que se adapte y pueda llegar a florecer”, reconoce Zuleika Serracín.
Por su parte, Justavino menciona que el hecho de que Panamá cuente con una alta diversidad de especies de orquídeas siendo un territorio tan pequeño, obedece al choque de las masas continentales de América del Norte y América del Sur, ya que al funcionar como un puente biológico, surge el intercambio de especies de áreas de gran diversidad conocidos como hotspot o puntos calientes de biodiversidad.