Movilidad eléctrica puede generar empleos después de la pandemia
Movilidad Eléctrica puede ayudar
La transición hacia la movilidad eléctrica puede ayudar a los países de América Latina y el Caribe a reducir las emisiones contaminantes y cumplir los compromisos del Acuerdo de París sobre cambio climático, mientras se crean nuevos empleos verdes como parte de la movilidad eléctrica dentro de los planes de recuperación POST-COVID-19, de acuerdo con un nuevo estudio.
El informe Movilidad Eléctrica: Avances en América Latina y el Caribe y oportunidades para la colaboración regional 2019, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), analizó los más recientes avances en 20 países de la región y destaca el creciente liderazgo de municipalidades, empresas y asociaciones civiles en impulsar la movilidad eléctrica y la aplicación de nuevas tecnologías.
El transporte público es el segmento de movilidad eléctrica que se está electrificando a mayor velocidad en la región, aunque aún en una fase incipiente de despliegue, indica el estudio, que es financiado por la Comisión Europea a través del Programa EUROCLIMA+, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la empresa de energías renovables Acciona.
Chile destaca en movilidad eléctrica por poseer la mayor mayor flotilla de autobuses eléctricos en la región, con más de 400 unidades, mientras se espera que Colombia incorpore casi 500 buses eléctricos en la capital, Bogotá.
Otras ciudades colombianas, como Cali y Medellín, se han unido a Guayaquil, en Ecuador, y Sao Paulo, en Brazil, que han introducido la movilidad eléctrica con buses eléctricos en sus flotas urbanas.
El aumento de movilidad eléctrica en la eficiencia de los autobuses eléctricos, la reducción en sus costos de operación y mantenimiento, así como la creciente preocupación por los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero en la salud y el medio ambiente, son los principales impulsores de esta transición, según el estudio realizado.
El transporte es responsable de 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina y el Caribe y es uno de los principales motores detrás de la mala calidad del aire en las ciudades que causa más de 300.000 muertes prematuras al año en el continente americano, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
“En meses recientes hemos visto una reducción en la contaminación atmosférica de nuestras ciudades a causa de los confinamientos para prevenir la propagación de la COVID-19.
Pero estas mejoras son sólo temporales. Debemos emprender un cambio estructural para que nuestros sistemas de transporte contribuyan definitivamente a la sostenibilidad de nuestras ciudades”, dijo Leo Heileman, director regional del PNUMA en América Latina y el Caribe.
El informe llama a los tomadores de decisiones a priorizar la electrificación del transporte público en el futuro, especialmente a la hora de actualizar las viejas flotas de autobuses que recorren las grandes ciudades de la región.
El estudio advierte del peligro de un “bloqueo tecnológico” y de salud en los próximos años, de 7 a 15 si las autoridades optan por no renovar las antiguas flotas con nuevos vehículos de combustión interna que seguirán contaminando el aire de las ciudades y causando daños inevitables a la salud.
Algunos países ya están preparando el camino para garantizar una transición hacia el transporte publico sostenible.
Chile, Colombia, Costa Rica y Panamá han trazado ya estrategias o planes nacionales sobre la materia, mientras Argentina, México, Paraguay y República Dominicana están formulando los suyos, según el informe.
Más de 6.000 nuevos vehículos eléctricos livianos se registraron entre enero de 2016 y septiembre de 2019 en América Latina y el Caribe, de acuerdo con el informe.