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Agricultura sostenible y resiliente, la receta para reducir la pobreza, el hambre y la malnutrición en la postpandemia
La pandemia desnudó las debilidades de los sistemas alimentarios mundiales, pero ha brindado la oportunidad de reconstruir mejor. La FAO trazó la ruta para los próximos dos años
Agricultura sostenible y resiliente según la FAO
Se estima que para 2050, la demanda mundial de alimentos se incrementará en 50%, pero la región debe transformar el sistema alimentario para suplir la demanda de productos inocuos, diversos y saludables, planteó la Organización de las Naciones Unidas para la Seguridad Alimentaria (FAO).
La contribución que desempeña el desarrollo de la agricultura rural en las economías, la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, el hambre y la malnutrición en los pueblos más vulnerables, en estos tiempos de pandemia, fue parte del tema central de la conferencia regional de la FAO para América Latina y el Caribe celebrada esta semana en el marco del día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre.
Sin embargo, todavía hay grandes desafíos que se deben enfrentar para reconstruir y transformar los sistemas alimentarios regionales y mundiales. Más inclusión, innovación, tecnologías digitales, agricultura basada en datos, inversión y un sector agrícola más sostenible y resiliente son parte de los retos que se deben superar.
“La pandemia ha desnudado las debilidades de los sistemas alimentarios mundiales, pero nos ha brindado la oportunidad de reconstruir mejor”, expresó el director general de la FAO, Qu Dongyu, quien aseguró que continuarán apoyando a todos sus miembros en sus esfuerzos por transformar sus sistemas alimentarios haciéndolos más eficientes, saludables y sostenibles.
Agricultura sostenible “La ruta hacia la producción, resiliente e inclusiva”
Los Estados miembros ya definieron tres grandes prioridades, todas relacionadas con la agricultura, que guiarán el actuar del organismo durante los próximos dos años: sistemas alimentarios sostenibles a fin de proporcionar dietas saludables para todos; Mano de la mano para lograr sociedades rurales prósperas e inclusivas; y agricultura sostenible y resiliente.
Sistemas alimentarios sostenibles garantizarán un mayor suministro y acceso físico a dietas diversificadas y nutritivas para todas las personas.
También buscan reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, mejorar los sistemas de distribución de alimentos, estimular cadenas cortas de suministro y políticas comerciales que promuevan una mayor seguridad alimentaria, y una mejor calidad e inocuidad de los alimentos.
Mientras que la Mano de la mano busca erradicar el hambre y la pobreza en las zonas rurales y estimular el desarrollo de nuevas oportunidades económicas en territorios rezagados.
La FAO impulsará el empleo rural no agrícola, la inversión privada, y el acceso a internet, servicios de información y telecomunicaciones, elementos esenciales para la transición a la agricultura digital y a sociedades rurales digitales.
Por su parte, la iniciativa de agricultura sostenible y resiliente busca producir alimentos con menores impactos ambientales y con una mayor adaptación al cambio climático.
Aquí la FAO ayudará a los países a implementar prácticas productivas resilientes al cambio climático, integrar la conservación de la biodiversidad en las políticas de producción, combatir la pesca ilegal y potenciar iniciativas ligadas al patrimonio natural y cultural, como los servicios y productos medioambientales con indicación geográfica.
“Debemos avanzar hacia sistemas agroalimentarios que provean alimentos saludables y nutritivos a todos, transitar hacia una ruralidad próspera e inclusiva, sin pobreza y con oportunidades, y asegurar la sostenibilidad ambiental y la mitigación, adaptación y resiliencia climática”, expresó el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, durante el congreso virtual que reunió a un número importante de representantes de sus países parte.
Según la FAO, en la región no hay hambre y malnutrición por falta de comida, sino por la pobreza y las desigualdades. “En esta región es demasiado barato comer mal, y es el lugar más caro para comer saludablemente”, sostuvo Berdegué.
De acuerdo con los cálculos del organismo, una persona adulta necesita comer 2,000 calorías al día y si tiene hambre con $2.00 va a comprar comida en cualquier esquina, rica en azúcares y sales baratas que acumulan esas calorías, pero para nada saludables.
Sin embargo, comer sano (vegetales, frutas y todo lo demás) y acumular las 2,000 calorías que necesita el organismo para poder realizar sus actividades físicas e intelectuales diariamente, cuesta alrededor de $4.80, más caro que comprar los productos “chatarra”, manifestó el coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y representante en Panamá, Adoniram Sanches, sin embargo, tener al alcance productos alimenticios saludables es el reto.
Agricultura sostenible “Del campo a la mesa”
El desarrollo rural en el mundo postpandemia puede jugar un rol importante, destacó el ministro de Agricultura de Costa Rica, Renato Alvarado. “La reactivación económica vendrá del campo y será un sector prioritario para salir adelante”, dijo Alvarado.
“El sector agropecuario está llamado a jugar un papel prioritario para superar la pandemia. Todos los países debemos establecer políticas para fortalecerlo”, añadió el ministro de Desarrollo Agropecuario de Panamá, Augusto Valderrama.
En Panamá el camino ya está pavimentado. Cuenta con un marco regulatorio de leyes como la de “Agricultura Familiar” y “Estudiar sin Hambre”; y el país, además, “está muy bien posicionado con la capacidad fiscal de tragar deuda para salir adelante con estos programas”, manifestó el coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y representante en Panamá, Adoniram Sanches.
Precisó que, comparado con otros países, Panamá al igual que Perú o Chile, tiene mucha más capacidad para hacer inversión en programas de crecimiento y tomar más acuerdos de préstamos porque no está tan corroída como otros países, sin embargo, hay que repensar de dónde vendrá esa plata y a dónde serán destinados esos recursos para no caer en la desigualdad.
“Esa cañería, esa tubería de marco regulatorio de Panamá es interesante. La agricultura familiar crea una línea de préstamos importantes para las agriculturas familiares que tiene una ley, no hay que inventarla; y Estudiar sin Hambre es fundamental, la cual es una ley que pone a Panamá como un grupo de países que ya miraron la escuela como un espacio privilegiado para traer la producción nacional con jovencitos, desarrollo local, circuitos cortos”, subrayó Sanches.
Agricultura sostenible “Transformar con reconstrucción”
Enfatizó en que este 2020 es el momento para “transformar con reconstrucción” porque si perdemos la oportunidad seguramente “no” se cumplirá con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) en el tema de pobreza, seguridad alimentaria y desigualdad, para la agenda 2030 de las Naciones Unidas.
Precisó que el tema del sistema agroalimentario, de poner más atención a las pequeñas y medianas agriculturas, a las agroindustrias nacionales y de usar, incluso, la agricultura como “un motor de desarrollo” es importante para reactivar la economía.
Con la pandemia “la agricultura no fue tan golpeada como el turismo o la industria de la manufactura, sino que se habilitó como un motor importante de generación de empleos, que está vivo y está funcionando.
Es más, las exportaciones de alimentos en la región y aquí mismo en Panamá aumentaron un 2%, en productos como plátano, papaya y carne, con todo el cuidado ambiental”.
Destacó que “ese motor será necesario ahora, pero con inclusión. Que esa plata que llega pueda arrastrar más gente para el proceso productivo; y Panamá tiene una peculiaridad interesante y es que tiene ese grupo de personas con hambre que está en las comarcas y territorios rurales que es de alrededor de 7% a 8%”.
Indicó que el programa Colmena estaba más focalizado con un tratamiento intensivo en el combate del hambre, pero llegó la pandemia. Con ello “pensamos que en tres o cuatro años Panamá ya iba a ser considerado libre de hambre.
Esa entrevista en 2023 o 2024 era para celebrar, recibirían ese premio con una tasa de hambre por debajo de 4% o 5%”, argumentó.
Sanches sostuvo que hoy más que nunca la agricultura es crucial en muchos aspectos, “de cómo reconstruir las economías transformando como Panamá, que es un país más de logística, con el Canal, sumar los componentes de turismo y de agricultura”, es muy importante, resaltó.
Al “tener una estrategia sólida para la agricultura y de seguridad alimentaria, su gente no va a pasar hambre”, acotó el regional de la FAO.
Agricultura sostenible “Marco global”
En la conferencia no solo se fijaron las prioridades de la organización en la región, sino que también se recogió la visión de América Latina y el Caribe para su nuevo marco estratégico global, actualmente en preparación.
“Es importante que el marco estratégico considere el rol clave del comercio internacional para garantizar a la seguridad alimentaria.
La promoción de sistemas alimentarios abiertos y transparentes, es fundamental para mejorar el acceso a los alimentos para los más vulnerables”, manifestó el ministro de Agricultura de Chile, Antonio Walker.
Más aún cuando “nuestra región es la mayor exportadora neta de alimentos del mundo. Pero no se trata solamente de producir más, sino que debemos mejorar el comercio y ampliar el acceso a mejores mercados, en especial para la agricultura familiar, la pesca artesanal y la Pyme alimentaria”, puntualizó Berdegué.